Se podría decir que Jamie Dornan es famoso por su papel de Christian Grey, el emocionalmente, distante billonario obsesionado con el sadomasoquismo, en la adaptación cinematográfica de Cincuenta Sombras de Grey, una película que se ha visto completamente rodeada por una polarizada, aunque casi frenética, expectación para finalmente llegar a convertirse en un fenómeno cultural indiscutible, y se podría decir lo mismo del propio Jamie. El tráiler de la secuela, Cincuenta Sombras Más Oscuras, acaba de ser estrenado y ya ha provocado las mismas reacciones de expectación máxima, de histeria: en las primeras 24 horas posteriores a dicho estreno, solamente el tráiler batió records en todo el mundo y consiguió más de 114 millones de reproducciones. Y luego está The Fall, la aclamada serie de la BBC que ve a Jamie meterse en el papel de otro psicópata: Paul Spector, un sádico asesino en serie, además de devoto padre de familia, movido por fines sexuales. “The Fall ha sido algo maravilloso para mí y me ha dado una enorme oportunidad; si pudiera, interpretaría ese papel durante el resto de mi vida”, dice Jamie rodeado de cierta intriga. “Es un poco raro decir algo así, puesto que él es una persona horrible, pero realmente me preocupo por él y por meterme en esa mente suya tan enferma por algún motivo”, afirma. Eso sí, después de conocer a Jamie, alguien que, en la vida real, irradia ese encanto típico de los irlandeses, así como amabilidad y magnetismo, es complicado imaginarse que pueda ni tan siquiera tener una pizca de maldad dentro de él.
Jamie nació en Holywood, Irlanda del Norte, un pequeño pueblo costero cercano en la ortografía y adecuadamente pronunciado Hollywood, aunque él no cambiaría ni loco uno por el otro. “Tuve una infancia realmente cojonuda, muy tranquila y típica de la clase media, a pesar de la locura por la que estaba atravesando el país en aquel momento”, dice. “No cambiaría ningún aspecto de mi infancia… Bueno, a ver, perdí a mi madre cuando tenía 16 años, por supuesto que cambiaría eso, pero ya sabes, en lo que se refiere a cuando era un niño para nada, y la gente es genial allí en casa”. El que fuese modelo para Calvin Klein, de 34 años, finalmente dejó los confines de Holywood y se trasladó a Londres para dedicarse a su carrera como modelo, y donde finalmente encontró su verdadera vocación como actor. “Actué mucho en el colegio y estudié arte dramático a nivel amateur en Irlanda. Siempre me llamó la atención, me encantaba, pero de ahí a decir 'Así es como quiero poder pagar la hipoteca' son cosas muy diferentes”, comenta ahora que vive entre el oeste de Londres y su casa de campo en los Cotswolds junto a su esposa, Amelia Warner, y sus dos hijas. “Londres me parece una ciudad demasiado estresante para criar a mis hijas. Nos gusta más poder dejar la puerta de casa abierta y dejar que nuestra hija de casi tres años corra por el jardín, haga el payaso y sea ella misma”, dice con cariño, sin nada que denote psicopatía por ningún lado.
No obstante, su ultimo papel, el del carismático Comandante Pat Quinlan, en El Asedio de Jadotville, es posiblemente el más duro al que se ha enfrentado hasta la fecha. La película retrata la increíblemente poco conocida, aunque heroica, batalla del ejército irlandés contra los mercenarios belgas durante la cruenta guerra civil del Congo en 1961. Dar vida al hombre al frente de esa valiente batalla, la cual nunca había sido narrada con anterioridad y que por fin consigue el retrato que merece, trae consigo muchísimas esperanzas. “Es una responsabilidad enorme y tenía que lidiar con ella sin dejar que me agobiase”, dice. “Me ha pasado algo muy raro con Jadotville, ya que yo daba vida a Pat, y su nieto en la vida real, Conor, interpreta a uno de los diez tíos en los que se centra la película. Tener allí a mi lado al nieto de Pat cada día llegaba a ser abrumador”. La película, rodada entre Irlanda y Johanesburgo, obligó a Jamie y a un reparto mayoritariamente masculino a trasladarse a esa ciudad sudafricana durante dos meses y medio. “Cada vez que aparecía una chica en el rodaje, ya que sólo aparecen dos en la película, a mí me daban un poco de pena, puesto que se metían en un ambiente muy masculino. ¡Los niveles de testosterona estaban por las nubes!”, comenta. “El reparto estaba formado por, básicamente, un montón de chavales de Irlanda y un par de ingleses, y todos, o bien estaban solteros o llevaban mucho tiempo sin ver a sus novias. Así que cuando se comían con los ojos a aquellas chicas yo me sentía muy afortunado por estar casado y tener a mi familia allí a mi lado, ¡si no me habría vuelto loco perdido!”.
Aunque el rodaje de la película finalizó hace más de un año, todos los miembros del reparto coinciden en señalar que se sienten más cerca que nunca. “Pasamos dos semanas de entrenamiento militar básico nada más llegar a Sudáfrica. Tuvimos que salir a correr, lo cual es una mierda, llevar rifles que pesaban un montón, correr por el desierto y vomitar unos enfrente de otros”, dice, “y después teníamos que hacer flexiones casi inmediatamente después de haber vomitado. ¡Nos unió muchísimo ese ambiente!”. Es fácil darse cuenta de que Jamie, que es un tío relajado y tremendamente agradable a pesar de su mundialmente reconocido atractivo sexual, sigue manteniendo la dulzura típica de ese chico humilde que vive al lado de tu casa. Incluso creó un grupo de Whatsapp para seguir en contacto con sus compañeros de rodaje. “Es muy significativo que haya pasado más de un año y nadie haya salido del grupo todavía. ¡Yo soy el administrador!”, dice con orgullo. Cuando le digo que ésa podría ser su mayor responsabilidad hasta la fecha, se ríe irónicamente y contesta: "¡Es la más grande, es inmensa!”.
[Fuente: L'uomo Vogue Italia]