JAMIE DORNAN: "LA FAMA ES MUY BARATA HOY"
Ni Christian Grey ni 'El torso de oro', hablamos con Jamie Dornan, modelo, actor, padre de familia y seductor profesional.
Jamie Dornan se pasea por el estudio, un poco incómodo, mientras una decena de personas preparan los detalles de la sesión de fotos. Vestuario, maquillaje, focos... No parece importarle mucho nada de eso. Incluso juraría haberlo visto bostezar. Poco después reconocerá que no le gusta ser modelo. Pero no nos adelantemos.
Estamos en los Street Studios de Londres, son las tres de la tarde y el café de Dornan aún no ha llegado. No importa, el show debe continuar. Cuando la cámara le enfoca, él le devuelve la mirada con intensidad, serio, haciendo honor a quien representa en la nueva campaña de The Scent, de Hugo Boss: un hombre seguro de sí mismo, irresistible, seductor. Sin embargo, cuando interactúa con la gente, lo hace con sonrisas tímidas y gestos calmados. Cuesta ver en él a ese icónico Christian Grey de trajes caros y fustas rojas que pasaba las tardes de sábado practicando sado previo contrato. “Soy bastante diferente a él, en casi todos los sentidos posibles”, asegura, y no miente.
Difícilmente el nombre de Jamie Dornan quedará libre algún día del personaje creado por E. L. James o del apodo que adquirió en sus exitosos años como modelo: Torso de Oro. En ambos casos, Dornan vendió seducción. Mucha. Pero ¿qué significa para él? “Para mí es una atracción más allá de lo básico, algo que estimula todos los sentidos”, explica. Aunque, advierte entre risas, solo la utiliza con su esposa. Y sin recurrir a cuerdas ni a látigos. A sus 36 años, el modelo y actor norirlandés ha pasado de ser un icono de la moda a hacerse un hueco en Hollywood, donde dista mucho de ser una estrella corriente.
La campaña con Hugo Boss te define como alguien que “sabe lo que quiere y no tiene miedo de ir a por ello”. ¿Eres así?
La verdad es que nunca me he sentido realmente seguro o sin miedo a nada. Hay momentos en tu vida en los que crees que eres capaz de todo. Algo se activa en tu cabeza y sabes que lo vas a hacer bien. Siento que tengo temporadas de mucha confianza, pero no es algo consistente. Y, de hecho, me gusta sentir miedo. Puede ser algo bueno. Si no tienes miedo de nada corres el peligro de ser un conformista.
The Scent también anima a seducir sin las redes sociales. ¿Misión imposible?
Un poco, aunque no debería. Mucha gente busca conectar con los demás, y hoy más que nunca utilizan la tecnología. Igual soy un anticuado, pero no creo que deba ser así. No puedes conocer realmente a alguien en Internet. Nada conecta mejor y nada es más puro que estar frente a frente. No vas a encontrar el amor dentro del móvil.
Bueno, tú no tienes redes sociales, así que eres la persona perfecta para este mensaje.
¡Sí! No siento la necesidad de tenerlas. Pasar mucho tiempo en las redes sociales te impide estar más en la vida real, buscando esas conexiones.
Hay quien dice que hoy son imprescindibles para conseguir o mantener la fama.
Sinceramente, la idea que tenemos hoy de la fama me resulta desagradable. No veo la necesidad de ser famoso, y no creo que sea indisociable de ser actor. Especialmente teniendo hijos, cuanto más tiempo estemos fuera de los focos, mejor. Por eso no tengo redes sociales. Sigo cerca de mi trabajo, pero para el día a día decidí, por mi familia, vivir a otro ritmo. La fama es muy barata hoy, y nada tiene que ver con tu crecimiento como artista.
Eres modelo y actor, aunque ahora te estás centrando más en lo segundo. ¿Qué te llevas de ambos mundos?
Ser modelo primero me ha beneficiado a la hora de ser actor. Gané confianza con la cámara y, aunque no es igual una de fotos que una de cine, al final es lo mismo: un objeto negro con una lente de cristal en tu cara. Si estás cómodo con eso, ayuda bastante. Siendo sincero, nunca me ha gustado ser modelo.
¿No?
Nunca lo he visto como algo que quisiese hacer a largo plazo. No quiero verme a los 40 siendo modelo. De hecho, esta campaña con Hugo Boss es la primera que hago en seis años. Me siento un poco raro volviendo a hacerlo, aunque es cierto que cada vez que promocionas una película o una serie toca hacer sesiones de fotos como esta. Es lo que toca: posar delante de la cámara forma parte del trabajo.
Quizás no te guste, pero seguro que ser el Torso de Oro te ha abierto muchas puertas, ¿no?
Oh, el Torso de Oro... Ser modelo ha sido bueno para mí por muchos motivos, aunque me temo que eso del Torso de Oro no me lo quitaré nunca de encima. Y a veces siento que afecta a mi trabajo. Hay un estigma con los modelos, y conmigo particularmente por haberlo sido en el pasado y ahora dedicarme a la actuación, pero me gustan los retos. Hice mi primera película en 2005, equilibré los dos mundos y ahora sé que ser actor es lo que más me interesa.
¿Siempre quisiste serlo?
La verdad es que no. Cambiaba mucho de idea cuando era pequeño. Quizás me decidí demasiado tarde, porque no tenía claro nada. Lo que sí sabía es que no quería trabajar en una oficina. No tengo el temperamento correcto. Me pongo muy ansioso, tengo demasiada energía. Me gusta la libertad de este trabajo. Aunque, no voy a mentir, no fui uno de esos niños que soñaban despiertos con ser actor.
¿Qué hubieses hecho si no?
Quizás deportes.
Dornan sigue sentado en el set y por fin sonríe. Solo lo ha hecho en tres ocasiones: al saludar uno a uno a todos los miembros del equipo, al mantener cualquier conversación casual y al ver llegar su capuchino. No sabemos si hubiese tenido éxito como deportista, pero delante de las cámaras no le ha ido mal. Y este 2018 puede marcar un antes y un después en su carrera. El actor se pondrá pronto en la piel de Will Scarlet en Robin Hood, una nueva versión del clásico personaje que se estrena el 7 de diciembre en España y que, asegura, es “totalmente diferente de las que hemos visto antes”. Pero no es lo único en lo que Dornan ha estado trabajando este año: también una comedia con Peter Dinklage (My dinner with Hervé) y un impactante biopic de la periodista Marie Colvin con Rosamund Pike (A private war). Sin olvidar, claro está, el éxito con el que iniciaba el año, esto es, la tercera y última entrega de la saga de Christian Grey, Cincuenta sombras liberadas. El cierre de un ciclo y el inicio de una carrera visiblemente ajetreada.
¿Cómo ha cambiado tu vida ser Christian Grey?
Tiene gracia, porque tuve a mi primera hija cuatro días antes de empezar a rodar la primera entrega de 50 sombras de Grey. Mi vida cambió radicalmente durante ese periodo, y no solo por la película, sino sobre todo por ser padre. Ese es el gran cambio en mi vida, y cualquiera que tenga hijos te dirá lo mismo. La coincidencia de las dos fue muy dura, pero ser Christian Grey me ha abierto muchísimas puertas. Ha sido una gran experiencia.
¿En sentido positivo?
Sí, sí. Nunca es malo protagonizar unas películas que han recaudado muchos millones de dólares en todo el mundo. Eso siempre es algo bueno.
¿Cómo concilias esas dos facetas, la fama y la paternidad?
Es difícil. El secreto es llevarlo paso a paso, porque no sé cuál va a ser mi situación cada año. Si estoy en una serie de televisión, al menos sé que tendré que estar durante cinco meses en Atlanta, Budapest o donde sea. Es emocionante no saber cuál será tu próximo destino, pero también es frustrante. Así que, como familia, analizamos la situación cuando llega.
Aun así, te gusta el riesgo cuando eliges tus papeles. A los proyectos que ya conocemos añades Borderland, sobre el conflicto norirlandés.
Sí. Lo cierto es que me gusta arriesgar. Esta película va sobre el IRA, y es una gran parte de la historia del lugar del que provengo. Hay muchas historias que contar aún sobre ese tema y estoy dispuesto a formar parte de ellas.
Precisamente, eres de Belfast.
Sí, y es difícil, pero es algo que ya hemos visto antes. Daniel Day-Lewis lo ha hecho dos veces ya. Es una guerra que lleva 30 años en proceso, por lo que tiene dentro muchas historias fascinantes e impactantes que contar. Estoy seguro de que se seguirán escribiendo relatos de este periodo durante mucho tiempo, igual que vamos a seguir viendo historias de la Segunda Guerra Mundial durante el resto de nuestras vidas. Hay muchas pequeñas historias dentro del gran suceso.
¿Piensas en el cine como una herramienta para cambiar las cosas?
Hay películas que tienen un mensaje tan poderoso que pueden abrirte los ojos, concienciarte de que debes ayudar a la gente. Con A private war, por ejemplo, los espectadores podrán ver la realidad de estos países árabes en guerra, donde hay sufrimiento y muerte. Ser un actor también es una manera de inspirar a la gente, y espero hacerlo algún día.